1. Cuidados del ombligo

R. Ramos

 

¡Ay, el ombligo! Ese pequeño recordatorio de que nuestro bebé estuvo conectado a nosotros durante nueve meses. Sé que cuando nace nuestro peque, de repente ese trocito seco y oscuro que le queda en la barriguita nos genera muchas dudas: ¿Lo limpio? ¿No lo toco? ¿Y si se moja? ¿Cuándo se cae? Así que vamos a hablar con calma sobre cómo cuidar el cordón umbilical de manera sencilla, natural y sin agobios.

¿Qué es el cordón umbilical y por qué necesita cuidados?

Durante el embarazo, el cordón umbilical es el canal por el que tu bebé recibe alimento y oxígeno de la placenta. Cuando nace, ese cordón ya no es necesario, así que los profesionales sanitarios lo pinzan y cortan, dejando un pequeño resto que poco a poco se secará y caerá por sí solo.

Este proceso de secado y desprendimiento suele tardar entre 5 y 15 días. Y aquí llega la gran pregunta: ¿Cómo cuidarlo para que todo vaya bien?

Cuidados básicos del ombligo: lo que de verdad importa

A lo largo del tiempo hemos pasado por mil recomendaciones diferentes: poner alcohol, aplicar antisépticos, usar gasas con antibióticos… pero la evidencia científica ha demostrado que lo mejor en un entorno con buenas medidas higiénicas es mantener el cordón limpio y seco.

 

¿Qué significa esto en la práctica?

Lávate bien las manos antes de tocar el ombligo del bebé.
Limpia la zona con agua tibia y jabón neutro si ves que hay suciedad. No hace falta estar limpiándolo constantemente, solo cuando sea necesario.
Sécalo bien. Puedes usar una gasa seca o simplemente asegurarte de que no quede humedad.
Evita cubrirlo con el pañal. Doblar la parte superior del pañal hacia abajo ayuda a que el cordón esté al aire y no se humedezca.
Nada de productos innecesarios. Antisépticos como el alcohol o la clorhexidina pueden retrasar la caída del cordón sin aportar beneficios adicionales.

Y ya está. No hay que hacer más. Nuestro cuerpo está preparado para que el cordón caiga solo de manera natural.

Pero… ¿y si veo algo raro? Signos de alarma a los que prestar atención

A veces, el ombligo nos da pistas de que algo no va bien. Estos son los signos por los que sí deberíamos consultar:

🔴 Enrojecimiento o inflamación de la zona del ombligo
Si la piel alrededor del ombligo está roja, caliente o hinchada, podría ser señal de una infección llamada onfalitis, que necesita valoración médica.

💦 Cordón húmedo con secreción amarilla y mal olor
Si el ombligo huele mal y tiene un líquido amarillento o verdoso, puede ser signo de infección bacteriana. En este caso, no lo dudes: consulta con tu pediatra.

🩸 Sangrado persistente
Un leve sangrado al caer el cordón o con el roce del pañal es normal. Pero si el sangrado es abundante o no se detiene, conviene revisarlo.

El cordón sigue ahí pasados los 15 días
Lo habitual es que el cordón caiga entre los 5 y 15 días de vida. Si sigue ahí más tiempo y además está húmedo o parece no estar cicatrizando bien, es mejor valorarlo.

 

 

Conclusión: Tranquilidad, es parte del proceso

Los catarros son inevitables y forman parte del desarrollo del sistema inmune. No hay que obsesionarse con evitarlos a toda costa, porque en realidad son necesarios.

Eso sí, lo que sí podemos hacer es acompañar bien a nuestros peques durante el proceso, ofreciendo cuidados adecuados y respetando el ritmo natural de su recuperación sin caer en la medicalización innecesaria.

En los próximos artículos hablaremos de cómo ayudarles a estar mejor sin recurrir a medicamentos innecesarios, cuándo realmente es necesario acudir al pediatra y qué hábitos pueden fortalecer su sistema inmunológico para que pasen estos procesos de la mejor manera posible.

🌿 Cuidar, acompañar y confiar en la capacidad del cuerpo es clave.

1. Cuidados del ombligo

R. Ramos

Si tienes un peque en casa, seguro que has vivido esa temporada en la que parece que los mocos nunca se acaban. Se acaban de recuperar de uno… ¡y ya están con el siguiente! Es normal que como madres y padres nos preocupemos, pero quiero transmitirte tranquilidad: los catarros en la infancia son absolutamente normales y, de hecho, forman parte del desarrollo saludable de nuestros hijos.

¿Qué es un catarro?

Un catarro es una infección leve de las vías respiratorias superiores, es decir, nariz, garganta y a veces oídos. Está causado por virus, y cuando digo virus, no hablo de uno o dos, sino de más de 200 tipos diferentes que pueden provocar síntomas similares.

Lo primero que tenemos que saber es que no existe un tratamiento que cure el catarro o acorte su duración. Es el propio cuerpo el que debe combatirlo, y en la mayoría de los casos lo hace sin complicaciones.

¿Por qué los niños tienen tantos catarros?

Es una de las preguntas más frecuentes en consulta, y la respuesta es sencilla: porque su sistema inmunitario está en pleno entrenamiento.

Cuando nacemos, nuestro cuerpo aún no ha estado en contacto con la mayoría de los virus. Durante los primeros años de vida, el sistema inmunitario tiene que ir “reconociendo” cada uno de estos virus para poder defenderse en el futuro. Cada catarro es, en realidad, una especie de “clase práctica” para sus defensas.

Además, los niños están en contacto constante con otros peques en la guardería, el cole, el parque… y todos comparten virus sin darse cuenta. Si sumamos que los más pequeños aún no tienen bien adquirida la costumbre de lavarse las manos o taparse la boca al toser, la transmisión es inevitable.

¿Cuántos catarros se consideran normales?

Aquí viene una cifra que a muchas familias les sorprende: un niño pequeño puede tener entre 8 y 10 catarros al año y estar completamente sano.

Sí, lo sé. Parece demasiado, pero es lo habitual en los primeros años de vida. Además, son más frecuentes en otoño e invierno, lo que significa que puede parecer que el niño está “siempre malo”, cuando en realidad solo está pasando los catarros normales para su edad.

 

¿Cuáles son los síntomas de un catarro?

Los síntomas pueden variar, pero los más comunes son:
✅ Mocos (transparente al inicio, luego más espesos y blanquecinos o amarillentos).
✅ Congestión nasal.
✅ Tos (que puede durar varias semanas, sobre todo si es una tos residual).
✅ Fiebre moderada (no siempre presente).
✅ Sensación de malestar general.

Estos síntomas suelen durar entre 7 y 10 días, aunque la tos puede prolongarse un poco más. Y aquí quiero hacer un matiz importante: la fiebre no es el enemigo. Es una respuesta natural del cuerpo para combatir los virus, y mientras el niño esté bien en general, no es necesario bajarla sí o sí con medicación.

 

¿Y después de que caiga el cordón?

Cuando el cordón finalmente se desprende, el ombligo del bebé puede quedar un poco húmedo durante algunos días. Puedes seguir limpiándolo suavemente con agua y secarlo bien.

Algunas veces, tras la caída del cordón, aparece un pequeño bultito blando en la zona del ombligo: el granuloma umbilical. No es grave, pero si notas que el ombligo sigue húmedo o segrega un líquido claro después de varios días, consulta con el pediatra.

Si, en cambio, notas que el ombligo sobresale y se hincha cuando el bebé llora o hace esfuerzo, podría tratarse de una hernia umbilical. En la mayoría de los casos, estas hernias desaparecen solas con el tiempo, pero es bueno hacer seguimiento.

Conclusión: menos es más

El cuidado del ombligo de tu bebé no tiene que ser complicado. La clave está en mantenerlo limpio, seco y al aire. La naturaleza se encarga del resto.

Así que relájate, disfruta de estos primeros días con tu bebé y no te preocupes demasiado por ese pequeño ombligo en proceso de cambio. Si algo te genera dudas, consulta, pero en la mayoría de los casos, lo mejor que podemos hacer es observar y acompañar el proceso sin interferir demasiado.

Y recuerda: tu instinto de mamá o papá es sabio. Confía en él. 💛

Cómo afrontar un catarro – Qué hacer y cuándo consultar

Si hay algo que preocupa a las familias cuando los peques se resfrían, es saber qué hacer para aliviarles y cuándo es realmente necesario acudir al pediatra. Es normal que queramos hacer algo para que se encuentren mejor, pero también es importante recordar que un catarro es un proceso natural que, en la mayoría de los casos, se resuelve solo sin necesidad de medicación ni visitas innecesarias.

Aquí quiero compartir contigo algunas claves para acompañar bien a tu peque en casa y reconocer cuándo realmente hay que consultar.

¿Qué hacer en casa cuando tienen un catarro?

💧 Hidratación: la clave número uno
Cuando los niños tienen mocos y fiebre, tienden a deshidratarse con más facilidad. Por eso, es importante ofrecerles líquidos con frecuencia: agua, caldos caseros, infusiones suaves o leche materna (si aún toma pecho). No hace falta forzarles, pero sí animarles a beber a lo largo del día.

👃 Lavados nasales con suero fisiológico: sí, pero sin abusar
Los lavados con suero ayudan a que la nariz no esté tan taponada y el peque respire mejor, especialmente antes de dormir o de comer. Sin embargo, no hay que obsesionarse: se hacen cuando sean necesarios, no a todas horas.

Si los hacemos correctamente, podemos facilitar mucho el proceso. Lo ideal es:
✔️ Utilizar suero fisiológico tibio (a temperatura ambiente).
✔️ Hacerlo con el niño acostado o inclinado ligeramente hacia adelante.
✔️ Echar el suero con determinación, pero sin brusquedad.
✔️ Evitar usar el aspirador nasal demasiado, porque puede irritar la mucosa.

🌬️ Ventilación y ambiente adecuado
El aire seco y cargado no ayuda nada en estos casos. Es recomendable:

  • Ventilar bien la casa y el cuarto del niño.
  • Mantener una temperatura agradable, pero sin pasarnos con la calefacción (el aire muy seco puede irritar más la garganta).
  • Si el ambiente es muy seco, un humidificador puede ayudar, pero con moderación.

😴 Descanso: un niño enfermo necesita dormir
Si ves que tu peque está más cansado de lo habitual, respétalo. El sueño es una de las mejores herramientas que tiene el cuerpo para recuperarse.

🍽️ No forzar a comer
Cuando estamos enfermos, a menudo perdemos el apetito, y los niños no son la excepción. No hay que obsesionarse con que coman la misma cantidad que siempre. Es mejor priorizar líquidos y alimentos ligeros que les apetezcan.

¿Cuándo consultar al pediatra?

La mayoría de los catarros no requieren consulta médica, pero sí hay signos de alerta que debemos conocer:

🚨 Signos que indican que es momento de acudir al pediatra:
✔️ Fiebre alta persistente (+72 horas o que no baja con antitérmicos).
✔️ Dificultad para respirar:

  • Respiración muy rápida o ruidosa.
  • Hundimiento del pecho al respirar.
  • Aleteo nasal o quejidos respiratorios.
    ✔️ Rechazo total de líquidos o signos de deshidratación (labios secos, menos pañales mojados, llanto sin lágrimas).
    ✔️ Letargo o irritabilidad extrema (niño demasiado apagado o que no responde bien a estímulos).
    ✔️ Si el catarro dura más de 10 días sin mejoría, o la mucosidad se vuelve verdosa con fiebre persistente.

Si aparece alguno de estos síntomas, sí es importante acudir a una valoración médica.

¿Por qué no consultar antes?

Este punto es clave. Sé que es difícil ver a nuestro hijo con mocos, fiebre o tosiendo sin querer hacer algo inmediato. Pero en la mayoría de los casos, los catarros se resuelven solos sin necesidad de medicación ni antibióticos.

Acudir al médico antes de tiempo puede llevarnos a una sobremedicalización innecesaria:
⚠️ Uso de antibióticos cuando no son necesarios.
⚠️ Exposición a medicamentos que pueden no ser adecuados para niños pequeños.
⚠️ Más visitas médicas y urgencias saturadas sin motivo real.

Lo más importante es que aprendamos a manejar estos procesos en casa con confianza, sabiendo que el cuerpo de nuestro hijo está haciendo su trabajo y que podemos acompañarle sin necesidad de medicaciones innecesarias.

Conclusión: Acompañar con calma y reconocer las señales

Los catarros son parte de la infancia y del desarrollo del sistema inmunitario. No hay que correr al médico por cada moco o tos, pero sí debemos estar atentos a los signos de alarma.

Con los cuidados adecuados en casa, la mayoría de los niños atraviesan estos procesos sin problemas. Así que paciencia, muchos mimos y confianza en que su cuerpo sabe defenderse. 🌿💛

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