¿A quién vas a encontrar?

Encontrarás a Raquel Ramos detrás de todo esto.
 

¿Y qué hago? Pues simplemente pediatría

 

Sí, simplemente pediatría. Sin etiquetas. Sin moldes. Porque no creo en los compartimentos estancos, ni en los dogmas cerrados. La salud no cabe en protocolos rígidos. Ni en diagnósticos rápidos. Y mucho menos en una visión que se olvida de mirar a la persona que hay detrás del síntoma.

 

Mi camino ha sido largo. Curioso. A veces agotador, otras profundamente revelador.


He estudiado múltiples ramas, técnicas y herramientas: de la medicina convencional a otras menos ortodoxas. Y aunque ese recorrido me ha dado una base sólida, la verdadera sabiduría llegó después de varias caídas —la última, profunda— cuando entendí que, por mucho que sepamos, el cuerpo humano no se controla con cuatro fórmulas ni con una agenda bien estructurada.

 

Fue entonces cuando dejé de buscar "la técnica perfecta", y empecé a vaciarme del ego profesional que a veces —sin darnos cuenta— nos hace olvidar lo esencial. Hoy trabajo desde ese lugar.


Un lugar donde conozco y valoro profundamente la complejidad del cuerpo humano. Donde entiendo que el papel del médico no es salvar a nadie, sino acompañar.

 

Y que sin amor, hasta la pediatría más integrativa se puede sentir vacía.

 

Mi consulta no se trata de técnicas (que quizás incluso ya he olvidado). Se trata de personas. De ti. De tu hijo. De caminar a vuestro lado con respeto, con conocimiento, con escucha.


Mi herramienta más importante es el amor. Y a su alrededor, los cimientos de todo lo aprendido me permiten no perderme y ayudarte a ver algunos caminos. Caminos que, eso sí, solo tú puedes elegir recorrer.

 

PROYECTO RAICES

Déjame mostrarte algo especial... Proyecto Raíces. Algo muy personal...Descúbrelo y conecta con su esencia.

Y... ¿CÓMO ENTIENDO YO LA PEDIATRÍA?

¿QUÉ ENTIENDO YO POR SALUD?

La salud no es solo la ausencia de síntomas. Tampoco es una meta a la que se llega una vez y para siempre.

La salud es una danza compleja entre el cuerpo, la mente, las emociones y el entorno. Es la forma en que un niño responde al mundo, se adapta, se regula, crece, se protege, se expresa. Y eso no depende solo de microbios o diagnósticos, sino también de lo que vive, siente y cómo lo interpreta.

La salud es la expresión de una armonía profunda entre sistemas que se escuchan y se cuidan mutuamente: el sistema inmunológico, el nervioso, el endocrino, el digestivo… todo está conectado.    

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LA SALUD INTEGRAL NO ES UNA MODA

La salud integral no es una moda ni una corriente bonita de Instagram.  Reconozco que incluso yo misma, a veces huyo de esas palabras, por lo vacías que pueden sonar si no se entienden desde la profundidad.


La verdadera salud —en su esencia— ya es integral. Ya es holística. Decir “salud integral” debería ser una redundancia. Porque todo lo que no incluya al cuerpo, a la mente, al entorno y al alma... no es salud, es reduccionismo.

Por eso, esa mirada debería ser el mínimo exigible a cualquier persona que te acompaña en un proceso de salud. Y para llegar ahí, todos —médicos y pacientes— tenemos que hacer un trabajo profundo: desnudarnos del ego, renunciar al papel de salvador y dejar de creer que la curación está solo fuera.


Ni en un médico.
Ni en un medicamento.
Al menos, no solo allí. 


Es un concepto complejo, sí. Pero tremendamente revelador.

 

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¿CÓMO AVANZAR EN SALUD?

Creo que la única forma real de avanzar hoy en salud es huyendo de una mirada simplista, pero acogiendo el gran reto de su complejidad. Voy a descubrirte varios conceptos, la PEDIATRIA PREVENTIVA, la PEDIATRIA COLABORATIVA y el enfoque BIOPSICOSOCIAL y PSICOSOMÁTICO


La medicina preventiva es, para mí, una de las fuentes más potentes de salud… aunque entiendo que en la sociedad moderna, muchas veces, esa batalla la vamos perdiendo. Pero no por ello dejo de creer en ella. Y en ella es donde integro la mirada biopsicosocial, para que factores que pasan desapercibidos a ojos no entrenados, tengan un foco de luz y atención suficientes. 

Esta es la pediatría en la que creo. Una pediatría sin moldes, sin etiquetas. Una pediatría donde el niño, su historia, su familia y su entorno tienen un lugar central. Y donde yo, como profesional, tengo solo un papel pequeñito.


Pero un papel al que me entrego con todo.

 

 

POR LO TANTO, A PESAR DE QUE VAS A VER MUCHOS NOMBRES, EN EL FONDO ES: 

SIMPLEMENTE PEDIATRIA

 

¿Y DÓNDE MIRO? A toda disregulación presente y a todos sus posibles factores influyentes

 

 

PEDIATRÍA

PREVENTIVA

PEDIATRÍA

COLABORATIVA

PEDIATRÍA

BIOPSICOSOCIAL Y PSICOSOMÁTICA



¿QUÉ ES PARA MI LA MIRADA BIO-PSICO-SOCIAL EN PEDIATRÍA?

Una mirada biopsicosocial, no una sola causa, ni una única solución. ES UN ENTRAMADO BIOLÓGICO, PSICOLOGICO Y SOCIAL,  que forman 3 dimensiones inseparables

 

  • Biológica (el cuerpo físico, la genética, los síntomas y sistemas orgánicos),
  • Psicológica (las emociones, pensamientos, personalidad, experiencias internas),
    • Escuchar el cuerpo, entender la emoción.  Hay síntomas que hablan sin palabras. Dolores de barriga, infecciones repetidas, dermatitis, problemas para dormir, falta de apetito… A veces, el cuerpo del niño expresa lo que aún no puede decir con la boca.
  • Social (el entorno, la familia, los vínculos, la cultura, el estilo de vida).

Cada niño es único. Cada familia, cada historia, cada biografía. Por eso, no hay un único enfoque, ni una receta universal. Lo que hacemos es explorar juntos:

¿Qué puede estar desequilibrado en su sistema?

¿Qué factores emocionales, ambientales o de hábitos pueden estar influyendo?

¿Qué opciones tenemos desde la medicina, la nutrición, el descanso, el juego, la regulación emocional?

 

Aquí, no miramos solo el órgano afectado, sino la historia que hay detrás del síntoma.

 

Yo no te daré una única respuesta. Pero sí puedo mostrarte caminos posibles. Y acompañarte a elegir el que mejor se adapta a vuestra historia.

 

Beneficios del enfoque biopsicosocial en pediatría

  • Permite un abordaje más completo, más humano y más respetuoso del niño.
  • Fomenta el rol activo de la familia como parte del proceso de salud.
  • Ayuda a evitar etiquetas innecesarias o medicalización excesiva.
  • Da lugar a intervenciones preventivas y personalizadas.
  • Acompaña al niño desde una comprensión profunda de su mundo interno y externo.



¿QUÉ ES PARA MI LA PEDIATRÍA COLABORATIVA?

Podría decir que este es el concepto que mejor define cómo trabajo hoy. No hay un yo sin tí, ni un nosotros sin vosotros

No conecto con ser “la que todo lo sabe”. Ya no. Porque no lo sé todo. Y porque no me corresponde saberlo todo. Ni quiero.
Tampoco me interesa ser el centro, ni el único pilar de apoyo de una familia. No es real. Y no es sano.

La pediatría colaborativa nace de esa certeza profunda: la salud real no depende de una sola persona.


Acompañar la salud del otro requiere un respeto profundo.   Una prudencia consciente, casi radical, para no dejar que la arrogancia —esa que a veces se disfraza de seguridad— se cuele y nos convierta en obstáculos más que en ayuda. Porque cuando hablamos de salud, no hay lugar para el ego.

La verdadera ayuda nace desde la humildad y la escucha. Desde la certeza de que la salud del otro es un territorio sagrado, complejo, vivo, cambiante. Y que acompañarla bien implica reconocer que muchas veces no bastamos solos. Que ese acompañamiento necesita ser amplio, honesto y colaborativo.

Cada profesional aporta su mirada, su conocimiento, su experiencia: nutricionistas, logopedas, fisioterapeutas, terapeutas respiratorios, psicólogos, educadores del movimiento, osteópatas...
Y también, por supuesto, la familia, que no solo forma parte del proceso: es el corazón del proceso.

 

En mi trabajo diario, integro a estos profesionales constantemente en las recomendaciones, explicaciones y planes de acompañamiento. Los nombro. Los recomiendo. Derivo. Me apoyo en ellos. Y aprendo con ellos.

Porque acompañar de verdad implica también saber dar un paso al lado.


Y si bien muchas veces puedo ser la primera puerta a la que se llama, no siempre soy —ni debo ser— la figura principal.

A veces, mi papel es ayudarte a abrir una puerta que tú no conocías. O simplemente, validar una sospecha que ya intuías. Pero en muchas ocasiones, mi mayor aporte será orientarte hacia otros caminos, donde el protagonismo no es mío.

Eso es, para mí, hacer pediatría hoy.
Una pediatría que colabora, que no compite.
Que acompaña sin absorber.
Que se teje con otros.


Una pediatría que sabe hacerse pequeña, para que el proceso del paciente y su familia pueda crecer.

PEDIATRIA PREVENTIVA

La pediatría preventiva apuesta por instaurar desde la infancia hábitos saludables —como una buena alimentación, movimiento, descanso, higiene, respiración, masticación y gestión emocional— para promover un desarrollo equilibrado y prevenir futuras enfermedades.


El objetivo es empoderar a las familias para que cuiden la salud de sus hijos desde el día a día, sentando así las bases de una vida adulta más sana y consciente.

La pediatría biopsicosocial y psicosomática parte de una idea sencilla pero poderosa: cuerpo y mente están profundamente conectados.
Hoy la ciencia —desde la neurociencia, la inmunología o la psicología del desarrollo— respalda esta visión integradora.

 

Aplicada a la infancia, significa que no miramos solo los síntomas físicos, sino también el mundo emocional del niño y su contexto. Porque los síntomas no surgen en el vacío: el cuerpo muchas veces habla lo que aún no se puede decir con palabras.

 

Lo vemos a diario:

🔸 Bronquitis que aparecen tras cambios importantes como empezar la guardería.
🔸 Dolores de barriga que se repiten en épocas de estrés emocional.
🔸 Dermatitis que empeora en momentos de tensión familiar.
🔸 Niños que se hacen pipí por la noche tras una separación.
🔸 Infecciones encadenadas en niños que descansan poco y no tienen espacio para el juego libre.

 

Es una forma de mirar más completa, más humana… y más eficaz.

PEDIATRIA 
BIOPSICOSOCIAL

PEDIATRIA
COLABORATIVA

La pediatría colaborativa es un enfoque que reconoce que la salud infantil necesita miradas múltiples y trabajo en equipo.


Parte de la idea de que ningún pediatra puede abarcarlo todo, y por eso se apoya en una red de profesionales (como logopedas, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas, etc.), según las necesidades de cada familia.


El pediatra no es el protagonista, sino un acompañante que orienta, deriva y coopera para ofrecer una atención más completa, respetuosa y centrada en el niño y su entorno.

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